Hilma af Klint: ¿sería diferente la historia del arte si sus pinturas abstractas se hubieran mostrado al público antes que las de Kandinsky?

22 Oct, 2022

Era el año 1906 cuando Hilma af Klint, con más de cuarenta años, empezó a trabajar en Estocolmo en su primera serie de obras abstractas. Cinco años antes que Kandinsky. Por entonces, af Klint, una de las primeras mujeres en ser admitida en la Academia de Bellas Artes de la capital sueca, compaginaba una sólida carrera artística basada en los retratos y paisajes naturalistas con sus reuniones para practicar la meditación y el espiritismo junto al llamado Grupo de las Cinco. Al igual que otras y otros artistas de la época, incluido Kandinsky, estaba interesada en lo espiritual y en la teosofía que, por esos años, se aglutinaba en torno a la figura de Rudolf Steiner.

Su faceta como medium y sus inquietudes espirituales están estrechamente relacionadas con la evolución hacia la abstracción en su trabajo. En sus sesiones de espiritismo practica la escritura y el dibujo automáticos y contacta con entidades superiores que le encargan una serie de pinturas de gran formato que ejecutará entre 1906 y 1915. Hilma af Klint bautizará al conjunto “Pinturas para el templo”.

Colores vivos, espirales y otras formas geométricas componen impresionantes obras que af Klint quiso mostrar al público pero no se atrevía porque no estaba segura de si la entenderían. ¿Temía que dejaran de tomarla en serio como artista? Lo cierto es que sí llegó a mostrarlas en sus círculos próximos al espiritismo e incluso a Rudolf Steiner, que visitó Estocolmo en 1908. Para decepción de af Klint, sus pinturas no convencieron a Steiner y la persuadió para que no las expusiera hasta pasados cincuenta años. Sin duda, su opinión influyó en la artista, que en su testamento dejó indicaciones para que su producción, formada por más de 1200 pinturas y dibujos y 200 textos, no se mostrara hasta 20 años después de su muerte en 1944. Sin embargo, no fue hasta 1986 cuando su trabajo salió a la luz con motivo de la exposición colectiva The spiritual in art, celebrada en Los Ángeles.

En la actualidad se reconoce a Hilma af Klint como visionaria o pionera del arte abstracto, pero ¿sería diferente la historia del arte si sus obras se hubieran mostrado al público antes que las de Kandinsky? Esta pregunta esconde, al mismo tiempo, muchas otras.

Lo cierto es que si analizamos lo sucedido a lo largo de la historia del arte con otras mujeres artistas podemos llegar a la conclusión de que no: la historia del arte no sería diferente y Kandinsky habría figurado igualmente como el pionero e inventor de la abstracción.

Hilma af Klint vivía y trabajaba en Estocolmo, un lugar de escaso peso en el contexto artístico de la época y no contaba con un grupo de influencia como sí ocurría con Kandinsky. Además, al poco tiempo de iniciar sus Pinturas para el templo abandonó su producción temporalmente para dedicarse a cuidar de su madre enferma. En el caso de que hubiera expuesto sus obras abstractas antes de 1911 su impacto posiblemente se habría reducido al ámbito local. ¿Habrían sido realmente mal recibidas? Podemos remitirnos a la exposición que Georgiana Houghton celebró en Londres en 1871 para mostrar los dibujos automáticos que había empezado a realizar diez años antes en sus sesiones de espiritismo. ¿Sería Houghton la verdadera pionera del arte abtracto y no Hilma af Klint? Lo cierto es que la exposición de Houghton fue un fracaso, se arruinó e incluso fue objeto de escarnio. Como no podía ser de otra manera, y pese a haber mostrado sus obras públicamente, el trabajo de Houghton no empezó a ser estudiado y recuperado hasta 2016.

La historia del arte tiene más ejemplos de mujeres pioneras que fueron obviadas en sus propios contextos, aunque habría que analizar en cada caso sus circunstancias particulares. Carmen Herrera es un caso flagrante, como también lo es, aún más si cabe, el de Janet Sobel, la artista que impresionó profundamente a Jackson Pollock al aplicar la pintura de sus obras mediante el goteo y a la que a día de hoy aún cuesta ver reconocida como profesional.

Existe una creencia, ideológicamente posicionada, que sitúa a las mujeres por debajo de los hombres en lo que se refiere a la creación artística. Mientras que las mujeres podemos desarrollar una buena destreza manual y convertirnos en grandes copistas e incluso en buenas seguidoras de los grandes maestros, la capacidad intelectual que lleva implícita el arte es masculina. ¿Pudo haber mirado Rudolf Steiner las Pinturas para el templo con estos prejuicios? ¿Realmente hemos superado estos prejuicios en 2022? Me sorprende, por ejemplo, que en el caso de af Klint se explote de manera consciente su faceta de medium, obviando su formación y trayectoria artística, para relegarla a círculos espirituales y por lo tanto continuar situándola en los márgenes de la historia del arte. Que esta historia del arte se sustenta en la dominación masculina es un hecho conocido, que explicaría la necesidad de aprobación por parte de Hilma af Klint y su decisión de esconder sus obras. También Louise Bourgeois llegó a sentirse abrumada, una impostora en un mundo que pertenecía a los hombres y que confesó sentirse más cómoda si escondía sus obras y no las mostraba.

Hace unos meses leí en un artículo creo que de Hyperallergic (no he conseguido encontrarlo) que planteaba una pregunta importante en torno a Hilma af Klint: ¿valoraríamos sus obras de la misma manera si fueran posteriores a Kandinsky y no al revés? Parece una pregunta trampa y quizás lo sea. A mí me llevó a pensar en Griselda Pollock cuando habla del peligro de reforzar la idea de la excepcionalidad de las mujeres.

Si desde la historia del arte, escrita desde un posicionamiento masculino, nos han dicho que las mujeres pueden desarrollar una buena destreza manual, pero no tienen la capacidad intelectual que se presupone a los artistas hombres, capaces de crear algo nuevo, centrarnos en la excepcionalidad que supone, a simple vista, Hilma af Klint, sería perpetuar este estereotipo.

No se trata de quitar importancia a las fechas, sino de hacer visible junto a ellas el contexto y las circunstancias materiales y sociales que marcaron la producción de las artistas y el modo en el que fueron y son consideradas.

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¡Hola! Soy Montaña

Soy historiadora del arte y en el blog escribo sobre arte contemporáneo, mujeres artistas, feminismo, museos y exposiciones

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